viernes, 9 de septiembre de 2016

APUNTES SOBRE LA LECTURA


Aprovechando nuestro más reciente foro sobre "Comprensión Lectora" y lo planteado en los diferentes recursos que nos ofrece este acompañamiento al respecto, he considerado pertinente compartir con ustedes en este primer blog, algunas reflexiones en torno a la "lectura"
(Este texto es una adaptación de una ponencia que presenté en II Congreso Internacional de Lecutra y Escritura en la Sociedad Global)

El dominio de la palabra escrita concentra un alto nivel de deseabilidad social; los gobiernos, las instituciones, la sociedad civil en general, reconocen que es importante que los niños aprendan a leer y a escribir; de hecho, la alfabetización es un objetivo fundante de la obligatoriedad de la educación pública. La erradicación del analfabetismo aparece como uno de los pilares de muchos gobiernos en su discurso por la lucha contra la pobreza, reconociendo que la carencia cultural del dominio de la palabra escrita agudiza la desigualdad social, la cual, según informes de Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe es alta y persistente.

Sin embargo, y a pesar del consenso que existe en cuanto a la importancia y el destacable valor que se le asigna a su dominio, también parece haber una conciencia generalizada acerca de la crisis que afrontan las prácticas de lectura y escritura, principalmente cuando no se obtiene el éxito esperado en evaluaciones o estudios que involucran estas “habilidades”.

Haciendo una radiografía acerca específicamente del progreso lector, Teresa Colomer (2012:65), ilustra esta situación, “Hacia los quince o dieciséis años, la mayoría de los adolescentes de los países occidentales abandonan las aulas de la escolaridad obligatoria. Si los objetivos escolares se hubieran cumplido, todos ellos deberían ser lectores competentes en una sociedad alfabetizada. Sin embargo, hemos visto que tanto los estudios sobre comprensión lectora, como los de hábitos de lectura, arrojan un balance poco halagüeño sobre este supuesto”

Aunque el ingreso y ejercicio de la lectura no es tarea exclusiva de la escuela, sobre ésta recae gran responsabilidad, especialmente cuando por “no saber leer bien” los estudiantes no alcanzan los niveles satisfactorios en las evaluaciones internas y/o externas a las que son sometidos; en palabras de Brito et al (2010:55) “…tarde o temprano y más allá de qué sea lo que está en crisis en la lectura, los reclamos siempre recaen sobre la escuela al mismo tiempo que se le reclama su intervención”.

En general, la escuela ha asumido la endilgada responsabilidad de “enseñar a leer” como enseñar la técnica para acceder a la palabra escrita, la decodificación es comúnmente el punto de partida; se ejercita la habilidad de descifrar un código y una vez existe la destreza, se dice que el “niño ya sabe leer”. La lectura, entonces, se presenta, por lo menos al inicio de la escolaridad, como una “habilidad”. Desarrollar la percepción y precisión visual, reconocer grafemas, fonemas, y cómo estos se agrupan para formar sílabas, palabras, entre otros son prácticas de enseñanza recurrentemente utilizadas en el aula de quienes inician su escolaridad.

Esta perspectiva imperante de la lectura como habilidad ha permanecido en el tiempo, y muy recientemente ha encontrado apoyo en estudios relacionados con las neurociencias que explican el proceso biológico del ‘cerebro lector’, las “últimas noticias de las neurociencias sobre la lectura”, expuestas por el doctor en psicología cognitiva, Stanislas Dehaene, en un texto publicado en el 2014, sugieren que en la etapa inicial las prácticas de enseñanza de ésta deben enfocarse únicamente (en uno y sólo un objetivo es la expresión utilizada en el texto): “el dominio del principio alfabético” que establece las correspondencias entre grafemas y fonemas.

Mi planteamiento entonces no se ubica en desvirtuar este tipo de estudios, indudablemente realizados con toda la rigurosidad que amerita el trabajo científico, y presentados incluso por entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo en su propósito de transformación de la calidad educativa en América Latina y el Caribe. Se trata más bien de entender que si bien la decodificación, y más allá de ésta, la conciencia fonológica, es una causa y una consecuencia de la exposición a la lectura, y que no se pueden desconocer los factores biológicos vinculados al ejercicio de leer, especialmente en la etapa inicial; la palabra escrita, como objeto cultural, como lo diría Emilia Ferreiro (2013), no se puede reducir, ni banalizar, ni deformar en un “rudimentario instrumento de codificación”.

El dominio de la palabra escrita, en la escuela y en general, en la sociedad, no puede concebirse meramente como una habilidad, por muy sofisticada que sea, pues la mirada a la lectura como habilidad no contempla el valor cultural de ésta, que permite al ser humano participar en el mundo social, del que los niños y niñas de Colombia y del mundo entero, tienen derecho a ser parte activa. 

Así pues, mi postura es que en la escuela deben coexistir las dos miradas a la lectura, esto es, desde lo biológico y desde lo social, para que ocurra el aprendizaje, ya no de la lectura, sino principalmente a través de ésta.

Los invito a hacer sus entradas comentando a este texto o " proponer reflexiones, compartir recursos, experiencias o propuestas innovadoras"
Muchas gracias